NUESTROS VIÑEDOS
EN EL CORAZÓN DE LA RIBERA DEL DUERO
El Clima
Las específicas condiciones climatológicas que caracterizan el cultivo de la vid en la Ribera del Duero, tienen gran influencia a lo largo del ciclo vegetativo de las viñas, desempeñando un papel fundamental en el desarrollo de la planta y la maduración de la uva. De esas especiales condiciones depende, en gran medida, la calidad de los caldos obtenidos.
La climatología de la Ribera del Duero se caracteriza, en líneas generales, por una pluviometría moderada-baja (400-600 mm como promedio de lluvia al año) que, unida a sus veranos secos e inviernos largos y rigurosos y con acusadas oscilaciones térmicas a lo largo de las estaciones, la enmarcan dentro de un clima mediterráneo cuyo carácter primordial es la continentalidad.
El Suelo
La Ribera del Duero se localiza en la gran meseta septentrional de la Península Ibérica, formada por un gran zócalo antiguo arrasado y, en parte, recubierto por sedimentos terciarios. El mayor volumen de estos sedimentos está constituido por capas más o menos lenticulares de arenas limosas o arcillosas, y destaca la alternancia de capas, tanto de calizas como de margas e, incluso, de concreciones calcáreas.
La cuenca ribereña, formada durante el Mioceno, presenta niveles horizontales, suavemente ondulados, limitados por la erosión diferencial, y convertidos hoy al estado de penillanura. El relieve de la zona oscila entre las lomas interfluviales, con cotas de 911 metros, y los valles, con una altura topográfica situada entre los 750 y 850 metros.
29 HECTÁREAS DE VIÑEDO
Nuestro mejor patrimonio
Todo el viñedo de la bodega se concentra en Anguix, municipio situado en el corazón de la Ribera del Duero y que cuenta tan solo con 160 habitantes, dedicados en su mayoría al cultivo del cereal, la remolacha y, principalmente, la vid.
De las 29 hectáreas que actualmente se tienen en propiedad, 12 conforman la espina dorsal del vino: viñas de la variedad Tinto Fino en vaso, injertadas con nuestros propios clones mediante selección masal, y de edades comprendidas entre los 25 y los 80 años. En su mayoría, pequeñas fincas (La Cañada, El Val, Los Astrales,…) con orientación norte – sur y densidades de plantación de 2.200 cepas por hectárea.
Entre el 2003 y el 2004 se plantan 14 nuevas hectáreas, con tinto fino, principalmente, y otras castas, a densidades de 3.500 / 4.000 pies por hectárea. Estos marcos de plantación más estrechos regularán mejor el vigor de la planta. La aportación de otras variedades, aún en un pequeño porcentaje, dotará a los vinos de mayor riqueza aromática, sin perder su identidad.
LAS LABORES DEL CAMPO
Respeto a la materia prima: la uva
Los rendimientos por hectárea oscilan entre los 2.500 y los 4.500 kilogramos por hectárea, con dos factores de riesgo que en ocasiones reducen drásticamente la cosecha: las heladas primaverales y la sequía prolongada en años puntuales.
Las vides están plantadas en vaso con diferencia con respecto a otras zonas de la Ribera de que los troncos suelen ser más bajos. A esta altura la planta está más protegida de los vientos y se favorece la acumulación de polifenoles y azúcares.
Se realiza poda en verde a finales de mayo para airear la cepa y evitar el exceso de vegetación. Un ligero aclareo de racimos antes del envero en función del vigor de la planta es esencial para establecer un equilibrio vigor/producción sin caer en el exceso de concentración.
No se emplean herbicidas: Las hierbas se eliminan mediante el laboreo y se busca respetar la fauna auxiliar del suelo utilizando solo azufre y administrando tratamientos fitosanitarios en el caso de que las enfermedades no desaparezcan de manera natural.
El inicio de la vendimia se produce a primeros de octubre, por lo general coincidiendo con la festividad de El Pilar. La recolección se realiza manualmente en cajas de 12 kilogramos.